La Organización Mundial de la Salud OMS define la adicción como una dependencia o necesidad hacia una determinada sustancia, actividad o relación debido a la satisfacción que esta causa a la persona.
En una conducta adictiva interfieren múltiples factores, y se ven implicadas variadas áreas psicológicas siendo las más esenciales: los pensamientos, las expectativas y comportamientos. Lo que puede parecer un simple hábito se va transformando en una conducta instaurada que resulta difícil cambiar. Las consecuencias de esta conducta afectan negativamente la vida personal y social del individuo y su salud (física y mental), así como limita la capacidad de funcionar de manera efectiva.
La característica fundamental de este problema es la negación, en un principio, ya que la persona cree todavía poder controlar su comportamiento y después la falta de control. La persona no controla su adicción, sino que vive en función de ésta y constituye el eje y el condicionante de toda su rutina. Como consecuencia de ello, es muy frecuente que el paciente se vea a su vez afectado por problemas de ansiedad y depresión.
Entre las adicciones más frecuentes destacan:
- Alcohol
- Drogas
- Internet
- Sexo
- Juego patológico
- Compras compulsivas
- Nuevas tecnologías
Lo que define a una conducta adictiva es tanto la frecuencia con la que se realiza, como la intensidad de la asociación con el entorno relacionado con la adicción (lugares, personas, horarios).
La psicoterapia ayuda disminuyendo el impulso o "craving" de la adicción, y desensibilizando las situaciones que actúan como estímulos o disparadores, activando recursos alternativos para manejar el estrés.